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El trabajo que decidí no hacer.
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Hace algunos años, en el 2011, cubrí mi primera boda. Era para los amigos de un amigo, una pareja muy linda, simpática y atractiva. Yo no tenía experiencia en fotografía social y me sentía muy insegura, así que le pedí a una amiga que también le gustaba la fotografía que me ayudara con el evento. Aunque con muchos errores y tropiezos, hicimos un trabajo con mucho cariño.
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Al llegar a mi casa después de la boda, le dije a mi mamá que no volvería a hacer ese tipo de trabajos. Era cansado, tenía que desvelarme y me perdí un concierto por tener que trabajar esa noche.
En los días siguientes y con pocos ánimos, edité las fotos una a una y preparé la entrega. Invité a los novios (ahora esposos) a mi casa y serví unos tequilas para proyectarlas, porque aunque yo no estaba completamente satisfecha con mi trabajo, hice una buena relación con ese par.
Sorprendentemente, ¡les encantaron!. Técnicamente a las fotos les faltaba mucho trabajo, el equipo fotográfico que llevaba era muy básico, la iluminación fue muy complicada... ¿por qué les habían gustado tanto?. Ellos mismos resolvieron mi duda, estaban fascinados con la convivencia que llevamos mi amiga y yo con ellos, con los invitados, les gustó mucho ver cómo nos emocionamos con el vals, el ramo, y cómo se reflejaba eso en cada una de las fotos.
Definitivamente, disfruté más la boda después de la entrega, me di cuenta que esta pareja no buscaba el ego de un fotógrafo, sino uno que estuviera dispuesto a ser su testigo y se emocionara con ellos, ¡y qué mejor que una fotógrafa!.
Cada que los veo, los saludo con mucho cariño, fueron mi "amuleto de la suerte" (como les gusta auto nombrarse). Yo me había dado por vencida en el primer intento, ingenuamente, estaba segura de que no valía la pena invertir varios días de trabajo por algo que ellos guardarán como tesoro por el resto de sus vidas y las de sus hijos. Hoy, he sido testigo de más de 40 bodas, todas me han emocionado tanto como la primera, todas han sido cuidadas foto por foto, a todas les deseo de corazón que las conserven por (por lo menos) 100 años.
Me emociona tanto lo que hacemos en Blus.io, que quiero que todos lo sepan. Es por eso que mi equipo y yo preparamos este sitio, donde encontrarán reflejado en cada imagen, además de muchas emociones, todo el cariño que hemos puesto en cada una de ellas y cómo ahora disfrutamos tanto lo que decidí no hacer.
¡Bienvenidos!
